domingo, 26 de agosto de 2012

Viena, Freud y el Psicoanálisis

El Sigmund Freud Museum, está en la ciudad de Viena, en la calle Berggasse, 19, es de fácil acceso, ya sean en tranvía, metro o autobús.
En las inmediaciones se encuentra el Sigmund Freud Park, en homenaje al creador y padre del Psicoanálisis. Parque, que me sorprendió gratamente, ya que habla de un reconocimiento de la ciudad a una figura muy importante de la ciencia, la médicina, la neurología y la psicología, más allá de los grandes amores y odios que suele despertar su figura.Si bien Sigmund Freud, no es austriaco, ya que nació en Moravia, en la República Checa, fue en Austria y concretamente en Viena, donde inauguró su consulta médica en 1891 y desarrolló la disciplina que cambió de forma radical la forma de entender la psique humana.
En esta casa, hoy museo, fue dónde se desempeñó como psicoanalista y escribió varios de sus estudios y casos clínicos, hasta que se exilió en Inglaterra.Caminar por la calle Berggasse, hasta llegar al número 19, me hizo imaginar aquella época, en la que Freud, junto a su familia, caminaban, llevando consigo la condición de ser judío en una Viena azotada, por el surgimiento y consolidación del nazismo. Dicho aspecto, nada tenía que ver con la tranquilidad y paz que se respiraban en la actualdad.El edificio, dónde se encuentra la Casa-Museo, es un edificio muy elegante y conservado. No recuerdo, si había ascensor o no, porque yo preferí hacer el recorrido por la escalera hasta la planta donde se encontraba; en la puerta aún se conserva junto al timbre, el nombre de S.Freud.Una vez dentro, existe la posibilidad de adquirir audioguías en casi todos los idiomas. 
Las distintas habitaciones que componen la casa-museo, destilan un clima de intimidad e introspección. Por un instante me dió la sensación, que en cualquier momento, se presentaría Freud en persona, cómo si el tiempo real no existiera.Dentro, también se observa, la persecución con la cual vivían (al igual que el resto de familias judías), los Freud: puertas con cerrojos, rejas y trancas.A lo largo de las habitaciones, se puede observar un recorrido por la vida y obra de Freud: autógrafos, documentos, fotografías, objetos personales y una muestra de su colección de antiguedades.Parte del mobiliario, es réplica. El original se encuentra en el Museo de Londres, pero su hija Anna Freud, ha donado artículos valiosos a este Museo. La sala de espera de la consulta, por ejemplo conserva el mobiliario original.Si bien es verdad, que para mí, fue una experiencia única, poder estar en el lugar donde se gestó la teoría y práctica del psicoanálisis, lo que más me cautivó fue esa sala de espera de la práctica, ya que además, me permitió confirmar, su legado en la práctica actual. Lo que Freud intrumentó por conveniencia, comodidad, seguridad, disponiendo del espacio de su casa como podía para poder vivir y tener su consultorio, en el mismo lugar, por cuestiones ecónomicas básicamente, es lo que hoy se utiliza como modelo casi riguroso y standart de toda consulta psicoanálitica. Estar in situ, es asitir, al nacimiento del psicoanálisis como tal.Por otra parte, existe una sala de proyecciones, donde se pueden ver películas de la vida privada de la familia Freud. 
El Museo, opera como un centro de investigación, reflexión y estudio, que dan lugar a exposiciones y encuentros itinerantes. Posee también una biblioteca científica y una sala de exposiciones y actos.Yo me hubiera quedado todo el día, deambulando por allí, me hubiera gustado estar días y días, para disfrutar sobre todo de los miles de libros de su biblioteca, pero el tiempo es tirano y Viena merecía otros recorridos.

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